sábado, 9 de octubre de 2010

Cuando tú no estás

Mis brazos, tercos, insisten
en solo poseerte a ti.
Quieren rozar tu piel, sentir
tu suavidad, tu olor, tu esencia.


Extrañan tu torso,
y encarcelarlo
como en un abrazo infinito,
desgarrado por caricias.


Mis brazos, ya fríos, insisten
en seguir fantaseando.
Te aguardan y tiemblan
por el viejo miedo
de que tal vez nunca lleguen
a estrecharte, a sentirse
completos de nuevo.


¡Tú, viejo miedo anidado
como una opresión en el pecho!


Pero mis brazos, tercos, insisten
y luchan, y vuelven a insistir,
y te sienten lejos, y te sufren,
y te sufren tanto,
para terminar deseándote,
deseándote aún más,
cuando tú no estás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario