domingo, 17 de octubre de 2010

Caminata por las calles

Soy un hombre de gustos sencillos,
me puedo entretener pateando una piedra,
una y otra vez queda ante mi
mientras avanzo, mirándola,
acercándome veo como rueda,
de pronto sonrío, no por la piedra,
¡Y que no se malentienda! ¡Amo a la piedra!
pero no pienso en ella,
mi mente divaga pero termina
siempre pensando en ella,
no la piedra, sino Ella,
por la que mis piernas y pies patean
a la pobre y pequeña piedra,
para no correr hasta su puerta,
los entretengo, deben controlarse,
y por eso sigo caminando,
pateando a mi fiel acompañante,
y pienso en ella,
no la piedra, sino Ella.
Ojalá pudiera evitarle su dolor,
pero no puedo,
tanto como no puedo evitar
que la piedra se estampe contra el suelo.
Quisiera levantarla, acariciarla,
como si no fuera la piedra sino ella,
mientras sus miedos
fueran cayendo muertos en el suelo.

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