viernes, 5 de noviembre de 2010

Tapones para los oídos vicerales

Poco a poco escarban,
siento venir esos sonidos,
quieren llegar a la superficie.
Son aguerridos, no se detienen,
lo logran.

Entonces escucho
unos tambores golpeados
en ritmos de marcha y guerra,
seguidos de trompetas
tocando al unísono,
en un crescendo imponente
que no permite
ni el mínimo pestañeo.

¡Silencio!

¡No quiero despertar cada mañana
con mi corazón haciendo esos ruidos!

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