jueves, 18 de noviembre de 2010

Él sabe


Dios sabe. Nos lleva por caminos que no entendemos, porque no se trata de transitar lo que sabemos, sino aprender de lo que desconocemos. El camino puede ser pesado, un desierto que nos exige encontrarnos a nosotros mismos, pero sobre todo, a Él. Requiere esfuerzo, y muchas veces dolor; no es un viaje para debilitar, sino un reto para hacernos crecer. Dios lo sabe. No nos dejaría en el desierto sin un poco de agua, pues no se trata de sobrevivir, sino de toda la lucha para lograrlo. Así es Él, curioso, juguetón y sabio. No necesariamente me gustan sus juegos, pero quiero pensar que tendrán recompensa. No! En realidad estoy seguro de que así será... Cada quién camina su desierto, y cada quien tiene que encontrar su oasis. Pero tengo la firme confianza de que Él sabe lo que tengo que vivir.

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