lunes, 6 de diciembre de 2010

Admiración...

Los admiro, debo de aceptarlo,
no son personas comunes
atadas a lo material y a este mundo.

Los admiro, en secreto,
no es necesario gritárselos
no necesitan ese reconocimiento,
es suficiente con hacerlo en silencio.
Los admiro, por su calma
ante la desgracia inminente,
porque saben reconocer
lo que en verdad importa,
por apreciar más su paz
que su ambición.

Los admiro, pues no evaden
los problemas, los enfrentan
sin violencia, ni resentimientos,
por preferir aceptar derrotas
antes que provocar conflictos
o hacer sufrir a otros.

Son nobles, desprendidos,
y generosos, aunque
a veces ingenuos e inseguros.
Pues claro, tienen defectos,
pero para mí son admirables,
y ojalá pueda llegar a ser así,
al menos un poquito,
espero haber heredado algunos
de esos buenos genes suyos.

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