Entonces me puse a caminar
logrando dejar el mundo atrás.
Avancé con pisadas firmes,
sin escuchar sonido alguno
más que mi propio palpitar.
No hay necesidad de razones,
solo el placer y mi necedad,
ese gusto casi irracional
de sentirme incomprendido,
alguien único, absurdo y especial
en un pequeño planeta perdido.
Dejé el mundo muy atrás.
Pondré mis pensamientos
en mi espacio, en tu regazo,
puedes leerlos, hojéalos,
quiero que me estudies,
y sobre todo entiendas
porqué me puse a caminar.
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