
Ojalá se pudiera drenar el corazón, darle una limpiadita profunda para quitarle la corrosión, destapar las válvulas, pintarlo de nuevo, cambiarle el agua y la sangre.
En fin, un poco de mantenimiento para que pueda soportar los kilómetros y, sobre todo, los desgastes incesantes que vienen por delante.
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